Hubiera querido decirte…
“Habrás pensado que para mí no era serio, pero aunque haya pasado tanto tiempo, he venido a decirte que yo sí estuve enamorado de ti y ahora quiero que lo sepas”. Había pasado cinco años sin verlo. De esto hace ya 12 años. Mi primera sensación al oírlo fue de desconcierto. ¿Qué necesidad de hacer esta confesión tanto tiempo después? Sin embargo, con el paso de las semanas comencé a sentir algo inesperado y reconfortante, y me di cuenta de lo que había ocurrido: con estas palabras él había cambiado el recuerdo que yo tenía de él, lo había editado, completado y ahora tenía más sentido haber vivido esa loca aventura.
Hay palabras que llegan tarde, a veces no llegan nunca. Nos las tragamos o suponemos que la otra persona sabe lo que sentimos y no consideramos decirlo en voz alta. Y elegimos callar y guardarnos cosas tan importantes como ‘Te amo’, ‘Tengo miedo’, ‘Te necesito’.
No solo sucede con los amores. Ocurre con los amigos o dentro de la familia. Estamos siempre juntos, estamos siempre allí y parece obvio que nos queremos. Por eso olvidamos decir ‘Me importas’, ‘Perdóname’, ‘Necesito un abrazo’. Pero a veces la vida da un giro, alguien ya no está, ya no lo vemos más y lo extrañamos y tomamos conciencia de lo que no le dijimos.
Por orgullo, por rabia, por miedo o por vergüenza, muchas veces no expresamos lo que nos ocurre. Tal vez hemos aprendido a decir solo lo que consideramos práctico o correcto, pero no a expresar libremente lo que pensamos.
Yo aprecio y agradezco el valor de esas palabras cuando alguien se acerca necesitando expresarlas.
Ahora yo procuro decir siempre lo que siento, aunque dude o tema equivocarme o sentirme vulnerable. Y después siempre me siento mejor.
Silvio Rodriguez se pregunta en una canción: ¿A dónde van las palabras que no se quedaron? Si pues… a dónde van? ¿Las guardamos? ¿Se olvidan realmente? ¿Se nos atoran en el alma?. ¿Las recordamos a veces? ¿Con arrepentimiento, con pena o con ternura?
Digan lo que tienen que decir. Tal vez sea mejor que esas palabras lleguen tarde a que no lleguen nunca. Podrían tender nuevos puentes o ayudar a los demás a cerrar el capítulo. Y quizá, incluso a sanar.
Fuente: Natalia Parodi – Viu. *Resumido por la editora.
Post Recientes
Felíz 2022: la virtud de ser flexible
Felíz nuevo año. Si, ya sé que muchos de nosotr...Se llama calma
Se llama calma y me costó muchas tormentas. Se ...EL valor de la vida
https://youtu.be/r0NQIMIlkIA...¿Ser religioso nos ayuda a vivir mejor?
Las personas que poseen un sentido de trascende...Me cansé
https://youtu.be/OnDyXL61WjI...
Comentarios recientes
- nelson massey en Sugerencias para afrontar el último mes del año
- Dioni Duffoo C. en Mi tribu de amigas
- Nelson Massey en Conoce los beneficios de la amistad
Archivo
- Enero 2022
- Marzo 2021
- Febrero 2021
- Enero 2021
- Diciembre 2020
- Noviembre 2020
- Octubre 2020
- Septiembre 2020
- Agosto 2020
- Julio 2020
- Junio 2020
- Mayo 2020
- Abril 2020
- Marzo 2020
- Febrero 2020
- Enero 2020
- Diciembre 2019
- Noviembre 2019
- Octubre 2019
- Septiembre 2019
- Agosto 2019
- Julio 2019
- Junio 2019
- Mayo 2019
- Abril 2019
- Marzo 2019
- Febrero 2019
- Enero 2019
- Diciembre 2018
- Noviembre 2018
- Octubre 2018
- Septiembre 2018
- Agosto 2018
- Julio 2018
- Junio 2018
- Mayo 2018
- Abril 2018
- Marzo 2018
- Febrero 2018
- Enero 2018
- Diciembre 2017
- Noviembre 2017
- Octubre 2017
- Septiembre 2017
- Agosto 2017
- Julio 2017
- Junio 2017
- Mayo 2017
- Abril 2017
- Marzo 2017
- Febrero 2017
- Enero 2017
- Diciembre 2016
- Noviembre 2016
- Octubre 2016
- Septiembre 2016
- Agosto 2016
- Julio 2016
- Junio 2016
- Mayo 2016
- Abril 2016
- Marzo 2016
- Febrero 2016
- Enero 2016
- Diciembre 2015
- Noviembre 2015
- Octubre 2015
- Septiembre 2015
- Agosto 2015
- Julio 2015
- Junio 2015
- Mayo 2015
- Abril 2015
- Marzo 2015
- Febrero 2015
- Enero 2015
- Diciembre 2014
- Noviembre 2014
- Octubre 2014